jueves, 27 de noviembre de 2008
La liberación del color y la fuerza de las formas geométricas, dan paso a las vanguardias de la pintura abstracta.
Podría decirse que Kandinsky fue el inventor, el creador, el primero en pintar un cuadro totalmente abstracto, estilo poco comprendido y que tantos enemigos tiene. Pero más allá de juzgar su pintura, más allá de las polémicas que siempre se suscitan con el arte abstracto, con sus detractores a ultranza de un lado y los fieles e incondicionales admiradores del otro, más allá de estos desencuentros, donde él mismo diría que no todo el arte abstracto es bueno, al igual que no lo es todo el arte figurativo si éste no nace de una "necesidad interior", está su vida, una vida llena de viajes, estudios, encuentros, prolífica inspiración, una vida que rezuma honradez, gusto por el trabajo bien hecho y un afán de pedagogía (véase su obra escrita) que merece, sin duda alguna, nuestra atención. Podrá no gustarnos su obra, pero conociendo al personaje y sus ideas quizás empecemos a mirar, a ver este arte con otros ojos, con otra emoción, con otra sensibilidad.
Wassily Kandinsky nació en Moscú el 4 de diciembre de 1866, su familia había sido repatriada de la Siberia Oriental. Su padre era un comerciante de té y su madre, Lydia Ticheeva, era famosa por su belleza e inteligencia. Desde muy joven Wassily va a destacar por su sensibilidad para percibir los colores; intenso verde claro, blanco, rojo carmín, negro y amarillo ocre son algunos de sus primeros recuerdos de un viaje a Italia que hizo en 1869. Esta capacidad para proyectar los colores y las escenas le acompaña toda su vida.
Sus padres no tardarán en separarse, haciéndose cargo de él Elisabeth, la hermana mayor de su madre, quien influyó notablemente en su educación, pues solía leerle cuentos rusos y alemanes, dando nacimiento a las raíces de su imaginación creativa y al amor por el arte que ya no dejaría de crecer.
Podría decirse que Kandinsky fue el inventor, el creador, el primero en pintar un cuadro totalmente abstracto, estilo poco comprendido y que tantos enemigos tiene. Pero más allá de juzgar su pintura, más allá de las polémicas que siempre se suscitan con el arte abstracto, con sus detractores a ultranza de un lado y los fieles e incondicionales admiradores del otro, más allá de estos desencuentros, donde él mismo diría que no todo el arte abstracto es bueno, al igual que no lo es todo el arte figurativo si éste no nace de una "necesidad interior", está su vida, una vida llena de viajes, estudios, encuentros, prolífica inspiración, una vida que rezuma honradez, gusto por el trabajo bien hecho y un afán de pedagogía (véase su obra escrita) que merece, sin duda alguna, nuestra atención. Podrá no gustarnos su obra, pero conociendo al personaje y sus ideas quizás empecemos a mirar, a ver este arte con otros ojos, con otra emoción, con otra sensibilidad.
Wassily Kandinsky nació en Moscú el 4 de diciembre de 1866, su familia había sido repatriada de la Siberia Oriental. Su padre era un comerciante de té y su madre, Lydia Ticheeva, era famosa por su belleza e inteligencia. Desde muy joven Wassily va a destacar por su sensibilidad para percibir los colores; intenso verde claro, blanco, rojo carmín, negro y amarillo ocre son algunos de sus primeros recuerdos de un viaje a Italia que hizo en 1869. Esta capacidad para proyectar los colores y las escenas le acompaña toda su vida.
Sus padres no tardarán en separarse, haciéndose cargo de él Elisabeth, la hermana mayor de su madre, quien influyó notablemente en su educación, pues solía leerle cuentos rusos y alemanes, dando nacimiento a las raíces de su imaginación creativa y al amor por el arte que ya no dejaría de crecer.
1 comentarios:
Estaría bien hacer mención el autor (Blas Cubells) de este escrito ¿No?
Se puede leer el artículo completo en: www.elsoñador.es/kandinsky-creador-arte-abstracto/
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